“Lo
difícil siempre es empezar “ “Y es que los sueños se vuelven realidad solo
cuando empiezas a hacer algo para alcanzarlos” son dos cosas que mi madre suele
decir y que siempre me repito en mi día a día; y es que mi niña soñadora jamas
se hubiera imaginado vivir en en un país tan lejano y distinto cómo Japón.
Dos años
han pasado desde mi arribo y he de decir que en medio de una pandemia, procesos
engorrosos que no me gustan y con muchos miedos, más de una vez paso por mi
mente “no ir” “no subirme a ese avión”y quedarme en México. Y hoy me digo “Que
bueno que persevere!”.
Sin
embargo no todo el mérito es mío, elegir la KICL fue una decisión muy acertada,
la escuela me apoyó durante todo mi proceso antes y después de llegar, algo que
me alivió mucho pues mi conocimiento del japonés apenas alcanzaba el N5.
Al inicio
cosas tan sencillas como poner una lavadora o comprar eran retos enormes, y
aunque es cierto que el ritmo de enseñanza de la escuela es rápido e intensivo,
eso me ha ayudado a integrarme en la sociedad e incluso a alcanzar el N2.
Mi vida
escolar fue gratificante, la escuela no solo te enseñan japonés, aprendes su
cultura y la de tus compañeros quienes proceden de diferentes países. Ademas al
estar la escuelas dentro de la Universidad de las Artes fui capaz de unirme al
club de esquí y de shamisen de la universidad; permitiéndome entablar amistad
con los estudiantes japoneses y poner en práctica mis habilidades de japonés.
En
cuestiones monetarias, procedo de una familia de clase media así que me propuse
a buscar un trabajo de medio tiempo para cubrir mis gastos, y aunque no fue
fácil pues acababa de llegar a Japón y mi nivel era muy básico, 4 meses despues
fui contratada en una cadena de restaurantes muy famosa de “gyukatsudon”. Más
de 1año y medio trabaje medio tiempo(baito); éste lugar me permitió conocer un
poco el ambiente laboral japonés, así como entablar amistad con estudiantes
internacionales, japoneses e incluso personas de mi propio país!
Con mi “baito” pude ahorrar dinero que ocupé para ir de viaje con mis compañeros, quienes después se volvieron mis amigos. Los viajes eran compartidos así que no gastaba tanto y podíamos ir todos juntos en carro; sitios como Nagano, Okayama, Hiroshima,etc, guardo divertidas y bellas memorias que no cambiaria por nada.
Además como lo dije antes, pertenezco al club de sky de la universidad así que
cada año se realiza un viaje escolar para esquiar. Lo que una vez vi en algún
anime lo estaba viviendo en carne propia, esquiar, entrar a un “onsen” comer
“Shabu-shabu” beber “sake” y jugar!
Mi tiempo
como estudiante del idioma japonés ha concluido, y es triste cerrar ese ciclo.
Pero en esta vida de estudiante internacional despedirse es muy común y es algo a lo que tienes que acostumbrate.
“Japón no es para todos” es algo que siempre diré, he visto mucha gente
desepcionarse y/o deprimirse. Yo también he pasado amargos momentos, pero he
tenido la fortuna de encontrar gente buena, y amable que han equilibrado mi
vida con luz.
Ahora
estoy en proceso para ser una trabajadora de tiempo completo en un hotel estilo japonés
localizado en un pequeño pueblo llamado Ohara. La búsqueda de empleó fue una
tarea titánica y estaba resignada a regresarme a mi bello México sin haber
encontrado nada; pero tuve la fortuna de que un amigo me contactara con el
dueño y su esposa, personas muy amables quienes aunque no tenían la experiencia
de contratar a un extranjero, se aventaron el proceso de migración conmigo para
contratarme.
¿Cual es
mi siguiente paso?, no lo sé jajajajaja. Un japonés me lincharía, pero como
buena mexicana, fluyo con las circunstancias. Aún hay cosas que deseo hacer,
tengo miedos y no sé qué pasará, pero estoy emocionada por la siguiente
aventura, por las personas que conoceré en mi camino y las nuevas experiencias
que sé que enriquecerán mi persona.
Ah~ “¡qué
bueno que me subí al avión!
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